Tras unas semanas desde que acabó el CESA y con un poco más de perspectiva, la valoración del trabajo de las jugadoras de la selección cadete femenina es realmente positiva. Una generación que venía de ser campeonas de España en categoría infantil y tras dos años de pandemia, con las dificultades para poder entrenar y seguir compitiendo, la incógnita era conocer realmente la progresión que habían tenido las jugadoras.
La actitud y las ganas de trabajar del grupo ha sido clave durante todo el periodo de preparación, unido al gran trabajo que realizan los clubs ha permitido que su evolución sea muy grande y en la selección podamos contar con un grupo tan amplio de jugadoras con muchas capacidades. Esto nos ha permitido que cada sesión de entrenamiento tuviera mucho nivel y pudiéramos llegar bien preparadas al campeonato.
El objetivo del torneo no era inicialmente tan ambicioso, si no que pretendíamos ir por fases y poder disfrutar en la pista. A pesar de que las expectativas estaban altas y que conforme avanzábamos cada objetivo que poníamos era más exigente, fueron capaces de aceptar cada situación y superarse cuanto mayor era el desafío. El mayor éxito es que salgan reforzadas del campeonato de España para seguir afrontando con confianza los futuros retos.
Los objetivos individuales y colectivos marcados al comienzo de la etapa se han cumplido y las jugadoras han logrado jugar a un nivel muy alto durante el CESA manteniendo los valores que exhibe Navarra en sus selecciones: Intensidad, entrega y sacrificio. Tanto dentro como fuera de la pista han demostrado ser un equipo.
Es destacable el ambiente que se vive fuera de la pista, la energía que transmite el grupo y el buen rollo que se vive cada día. Ellas han demostrado ser capaces de trabajar y superar objetivos colectivamente porque juntas son mejores. Una experiencia muy bonita de la que todos nos llevamos aprendizajes.